jueves, 15 de diciembre de 2016

Espejismo.

Foto: Jorge Pozuelo

¿Cuanta similitud existe entre un desierto de arena y un desierto de agua?
Me encanta la forma que tiene mi mente de congelar momentos. Momentos que recobran vida cuando  mi subconsciente se abre para grabar uno nuevo. Es como si mi vida "real" se compusiera de esas vivencias. Como si el resto de mi no existiese.
Un mar de arena hace sentirme pequeño. Un mar de arena que mi retina está dando forma para que un día como hoy dentro de 7 años me vuelva a la mente como parte de un puzzle que conforma mi "Yo" real.
Ese "Yo" elegido y no fingido.
Ese "Yo" que nadie conoce y que me hacer ser como soy.
Hay un color anaranjado intenso que complementa perfectamente con el azul prusia del agua de la piscina. Una piscina donde juegan dos niños sin saber de la belleza que les rodea.
Varias palmeras se erigen des colocadas para formar un lienzo bello, poético e irreal.
¿Será un espejismo?
¿Realmente existe?
Las cosas se viven como realmente somos nosotros y estoy en una etapa en la que por primera vez puedo decir que me gusta vivir. Me gusta la vida, me gusta mi vida y me gustas tu.
¿Eres tu una pieza de mi puzzle? Todavía no lo sé pero las formas, los colores y las sombras coinciden perfectamente como parte de mi tablero.
El destino es caprichoso y yo solo quiero ser un niño que pretende disfrutar de lo que me toca.
Sin limitaciones y sin pensar en un mañana incierto.

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