domingo, 2 de noviembre de 2008
Luna llena
Desde tiempos remotos, se comenta y se ha llegado a decir que la luna afecta o influye en el comportamiento de todo ser viviente. Muchos creen en ello y otros simplemente pasan desapercibidos.
Desde pequeño, la luna ha sido una obsesión admirable en mi vida. La veía tan brillante, bonita y mágica, que quizás añoraba el escapar de la rutina del dia a día. Personalmente creo que me afecta a mis comportamientos durante su máximo explendor. Me encuentro más vital, ingenioso y en muchos casos, más "lunático". También me encuentro más irritable, pero he comprobado que es ante cosas injustas que en días normales me las trago y las dejo pasar.
Siempre he asociado la luna de una forma muy sentimental y mágica. Leyendo unos relatos de hace unos años el otro día, encontré un texto que hablaba de la luna y de la necesidad de tener a la persona amada para dar esa energía que añoramos en muchos casos. Me acuerdo cuando lo escribía. Eran momentos no muy fáciles en mi vida y rebosantes de emociones.
"La luna está tumbada sobre el horizonte como cuando tú te tumbas en mi cama esperando que te bese eternamente.
Las estrellas son como diamantes sin brillo, !qué las pasará!.., es como si las faltase algo, algo que las dé ese suspiro de alegría. Alguien que sepa que el amor existe; alguien en éste mundo que sea inmejorable, inigualable e incomparable; alguien como tí, mi niña"...
(Fotografía del 17 de Septiembre de 2008 desde la azotea de un edificio cualquiera del barrio de Salamanca, Madrid)
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