domingo, 7 de junio de 2009

No he sabido escucharte.

Foto: JorgePozuelo. Maniquí
Escrito en una cafetería cualquiera de un lugar cualquiera.

Hoy era un día muy especial para mí porque iba a pasar la jornada completa con mi hijo desde que le internaron. Llevaba 3 meses sin poder verle ni llamarle. ¡Es lo mejor para la terapia! -me dijo el director de la clínica.
Mi hijo tenía 10 años y nunca me había separado ni un solo momento de él hasta que entró en aquel lugar.
Era un programa piloto para niños con deficiencia que hacía que su grado de autismo disminuyera considerablemente. Eso me aseguraron.
Un día de jornadas abiertas donde los padres visitan a sus hijos y ven sus progresos. Me temblaban las piernas cuando avanzaba por ese interminable pasillo hasta llegar a la habitación donde pasaba los días. Tenía tantas ganas de abrazarle que un hormigueo subía y bajaba por mi cuerpo impidiéndome respirar con normalidad.

Allí estaba sentado. Miraba por la ventana y no se movió ni un ápice al oírme entrar. Veinte segundos duró el abrazo. Luego le miré y me dí cuenta que estaba más crecido, pero había algo en sus ojos que me decía que las cosas no iban bien. Pensé que sería normal al estar tanto tiempo separados.
Fue un día muy especial para mí después de tanto tiempo. No dejé de decirle lo mucho que le quería y la de cosas que íbamos a hacer cuando saliera de allí.

Esa noche de vuelta a casa no puede dormir. Me venía a la mente esa mirada de desolación que yo entendí como normal. Tardé en conciliar el sueño hasta que una llamada me despertó de un sobresalto. El corazón me oprimía el pecho como si hubiera estallado de repente…

Cuando llegué era demasiado tarde. Mi hijo se había lanzado desde la azotea al vacío.
Pasaron los meses intentando dar respuestas a lo sucedido, pero nunca llegaban.
Un día hice las maletas y decidí largarme lejos para olvidar todo aquello. Compré la prensa y subí al tren. Del cansancio acumulado me quedé dormido y al abrir los ojos me fijé en la portada del periódico.

“Abusos sexuales a varios niños en un centro de terapia para autistas. Hay seis personas detenidas.”

Desde aquel momento, supe lo que mi hijo me quiso decir y no pudo…

Para los que muchas veces no sabemos escuchar...

18 comentarios:

Silencios dijo...

Tan triste como real. La comunicación verbal y no verbal se ve alterada muchas veces por la incomprensión o el desconocimiento. (En estos casos en concreto)
Tu relato me ha dejado un sabor de profunda tristeza, la piel erizada y una lágrima en las mejillas…
Un beso Jorge siempre me dejas pensando ….

Anónimo dijo...

Qué triste tu relato...
Cuánto dolor nos ahorraríamos si fuesemos capaces de leer las miradas...pero no siempre es posible.
Un fuerte abrazo.

Gabiprog dijo...

Debemos estar siempre pendientes de la verdad, de las señales que nos lanza, cada día miramos más el suelo...

Anónimo dijo...

No podemos con todo, por mas que queramos a una persona, no podemos ver muchas cosas que nos dice su mirada, y eso es muy triste. Un placer leerte y poder ver tus fotografias que son increibles. Besos...

Alejandra dijo...

Mi querido Jorge que relato tan más intenso y profundamente triste. Me dio un escalofrío que aún no logro contener. Es una barbarie lo que le hacen a gente indefensa entes que no deberia llamarse "humanos", realmente es triste ver como alguien puede hacerle tanto daño a otro ser vivo, a otra creaturita frágil. Puffff.

Anónimo dijo...

Tremendo relato.

Mis saludos.

Natalia Astuácas dijo...

Un fuerte abrazo cariño, gracias por tu visita.
Te dejo un besito.
Me gusta mucho la fotografía. Excelente un fotoblog.
Cuidate si.

HAMELIN dijo...

Muy interesante tu publicaciòn amigo !!!

me gustan mucho tus fotos

un abrazo

Fede Hammelinn

Verònica dijo...

Muy muy fuerte. Impresionante.
La verdad, no tengo palabras.
Besos,
Vero.

Supermamá dijo...

Gracias por tus palabras en mi blog al que te doy la bienvenida...

Mi primera visita al tuyo, y me doy de frente con esa realidad que se nos escapa...ese silencio que muchas veces dice mas que mil palabras. Y esa sordera, ceguera y mudez egoista inherente al ser humano cuando algo nos asusta.

Aprenderemos de tu relato a hacerle caso al presentimieto del corazón más que a la cordura de la razón. Y al silencio, prestarle tanto o mas atención que a la palabra...

Tremenda vivencia la tuya...tremenda

Un fuerte abrazo

ACALU dijo...

Uff, relato no apto para sensibles... como yo. Bastante dura si ha sido una experiencia del mundo real.

Creo que tendemos mas a ver y entender lo racional que lo emocional porque es lo mas facil y asi nos educan. Y aunque uno ponga todo el empeño, la mayoria de las veces es imposible leer entre lineas.

Sobre las personas que se aprovechan de los mas debiles... me dan asco, no se que les pasa por la cabeza.

Un saludo.

Nayuribe dijo...

Aah, que duro cuento... me hizo un nudo en la garganta... a veces estamos taaan sordos.
besitos

இலை Bohemia இலை dijo...

Wow...
hay que leer en los niños lo que no podemos escuchar...

Paula Daiana dijo...

Tu relato me dejó sin palabras... Triste, fuerte y contundente no solo lo que contás sino el mensaje que lograste dejar. Pusiste las palabras adecuadas para detenernos a pensar en un tema que muchos ignoran o no quieren ver.
Felicitaciones por el texto
Besos

Marta (Tuki) dijo...

Mucha suerte.La imagen es increíble
Un beso

Anónimo dijo...

terrible, impresionante, injusto, espantoso..
lamentablemente real, no se si en este caso, pero si en muchos otros.
un saludo, Gaby

Unknown dijo...

Tremenda historia .
UFfff .no tengo palabras.
un saludo

Unknown dijo...

fantástica toma... esto creo que lo vi por el Musac de Leon.... ;)